Una confusión cotidiana.

Reconozcámonos en este absurdo mundo de desencuentros… Apreciemos, como si fuésemos espectadores, la monotonía hacernos esclavos y dependientes de sus formas…

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Una Confusión Cotidiana


Un incidente cotidiano, del que resulta una confusión cotidiana. A tiene que cerrar un negocio con B en H. Se traslada a H para una entrevista preliminar, pone diez minutos en ir y diez en volver, y se jacta en su casa de esa velocidad. Al otro día vuelve a H, esta vez para cerrar el negocio. Como probablemente eso le exigirá muchas horas, A sale muy temprano. Aunque las circunstancias (al menos en opinión de A) son precisamente las de la víspera, tarda diez horas esta vez en llegar a H. Llega al atardecer, rendido. Le comunican que B, inquieto por su demora, ha partido hace poco para el pueblo de A y que deben haberse cruzado en el camino. Le aconsejan que espere. A, sin embargo, impaciente por el negocio, se va inmediatamente y vuelve a su casa.

Esta vez, sin poner mayor atención, hace el viaje en un momento. En su casa le dicen que B llegó muy temprano, inmediatamente después de la salida de A, y que hasta se cruzó con A en el umbral y quiso recordarle el negocio, pero que A le respondió que no tenía tiempo y que debía salir en seguida.

A pesar de esa incomprensible conducta, B entró en la casa a esperar su vuelta. Y ya había preguntado muchas veces si no había regresado aún, pero seguía esperándolo siempre en el cuarto de A. Feliz de hablar con B y de explicarle todo lo sucedido, A corre escaleras arriba. Casi al llegar tropieza, se tuerce un tendón y a punto de perder el sentido, incapaz de gritar, gimiendo en la oscuridad, oye a B -tal vez muy lejos ya, tal vez a su lado- que baja la escalera furioso y que se pierde para siempre.

Franz Kafka
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Triste saber como estamos habituados a ver y sentir solo lo evidente, y peor aun: ser capaz de ver mas allá y aun así aferrase a la primera ilusión..

No!

El psicólogo apuntó la incapacidad de decir "no" como la fuente de sus problemas interpersonales . A lo que tras una corta reflexion, respondió el paciente:

No me juzgues!
No esperes de mi lo que esperas recibir!
No busques en mí luz a tus incógnitas!
No pronostiques mis acciones, tampoco mis reacciones!
Porque quiero ser yo. Porque solo el presente cuenta!

De las cosas que sólo yo podré comprender

    Llueve.  La lluvia a través de la ventana, se ve tan suave y sublime, tan característica de días como este y aquel. Contemplo esa lluvia, es la lluvia que contemplas con los ojos bien abiertos.  Hoy la lluvia tiene el mismo aroma de aquella vez. Lluvia que me hace pensarte, me hace añorarte.  El cielo parece llamarte tormenta, pero como aquel día nunca llegas. Pareciera repetirse el escenario pero esta vez sin personajes. Hoy no hay lagrimas de desesperación. Tampoco hay hoy suplicas ni imposibles. Hoy como ayer mejor me voy.